En las dos últimas semanas han llegado a la Playstation store dos juegos, cuanto menos, originales: Flower y Noby Noby Boy.
Es bueno ver que no todo son FPS de a 70€ el kilo juego. Pero, ¿qué aportan estos juegos?. Por un lado tenemos Flower, sin duda una maravilla estética; preciosista, relajante una experiencia innovadora y además muy jugable con un control sencillo y suave. Y por otro, bueno... esa cosa que se hace llamar Noby noby boy (Chico que se estira, o algo así); de éste sólo tengo una primera impresión pero no es buena. Si bien original es, ni es bonito: modelados simples, texturas simples, escenarios simples; ni me ha parecido divertido: estirar a Boy e interactuar con el escenario no es gran cosa si lo más que sucede es que tiras gente de la bici y persigues a un cerdo que no sé si está huyendo.
Yo creo firmemente que los videojuegos son arte, como lo es el cine o la música, pero me da miedo pensar que pueda llegar a suceder lo que ocurre con el arte moderno, véase ARCO. Algo que no te ha costado hacer no puede ser tan bueno. Aunque bajaron mis espectativas respecto al Noby Noby Boy cuando supe que a su creador Keita Takahashi no le gustan los videojuegos...
Supongo que tendré que intertarlo más a ver si le pillo la gracia, pero mientras creo que prefiero jugar al Flower o al Flow, que aportan una experiencia audiovisual muy atractiva.
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